Desde el inicio, "El amor en los tiempos del cólera" me transportó a un mundo lleno de detalles, donde el tiempo parecía moverse con otro ritmo. Imaginé calles coloniales, barcos navegando por el río y cartas que llevaban palabras llenas de sentimientos. Era como observar la vida a través de una ventana antigua, donde cada momento tenía su propio significado.
Mientras avanzaba en la historia, sentí que el amor no siempre es como lo imaginamos: a veces es paciente, otras veces complicado, y muchas veces está lleno de dudas e incertidumbre. No se trata solo de grandes gestos románticos, sino también de las pequeñas decisiones que van moldeando una relación con el tiempo.
Al terminar el libro, me quedó la sensación de haber viajado por una historia única, donde el amor y la espera toman formas inesperadas. Fue una lectura que me hizo pensar en cómo cada historia de amor es diferente y en cómo, al final, el tiempo siempre tiene la última palabra.