domingo, 23 de febrero de 2025

♡ El peso del tiempo en un amor que nunca se fue

Esta novela no se adentra en un sentimiento idealizado ni en la típica historia de almas gemelas. Su amor es uno que persiste más allá de la razón, que desafía al tiempo y se aferra a los recuerdos con una intensidad casi dolorosa. No hay grandes gestos ni promesas de eternidad que se cumplan sin esfuerzo; en cambio, hay espera, tenacidad y una pregunta que resuena a lo largo de la obra: ¿es posible que un amor se mantenga intacto después de más de cincuenta años, o solo queda la sombra de lo que una vez fue?

He llegado a un momento en que la vida ha dejado su huella en los protagonistas. Fermina Daza ya no es aquella joven llena de impulsos que alguna vez se creyó enamorada de Florentino Ariza. Su vida al lado de Juvenal Urbino, aunque repleta de estabilidad, ha estado marcada también por la rutina y la resignación. Su matrimonio, que en su momento pareció una elección sensata, ha experimentado altibajos, distanciamientos y hasta una infidelidad que Fermina nunca logró enfrentar del todo. Ahora, tras la muerte de Juvenal, no se encuentra en la libertad romántica que uno podría suponer, sino lidiando con un profundo sentimiento de pérdida y cansancio, llevando el peso de lo que ha sido su existencia. 

Y Florentino. . . Florentino continúa esperando. Han transcurrido más de cincuenta años desde que Fermina lo rechazara, y él ha construido toda su vida sobre la firme creencia de que, algún día, ella regresaría a su lado. Ha tenido amantes, sí, más de las que podría contar, pero cada una de esas relaciones ha sido efímera e insignificante en comparación con el amor absoluto que ha reservado para Fermina.

Lo inquietante es que, en el momento en que Juvenal Urbino muere de una forma casi absurda, persiguiendo a un loro por la casa, Florentino no espera ni un día para buscar a Fermina. Apenas han enterrado al difunto, y él ya se encuentra en su puerta, confesando que la ha amado sin descanso durante más de cinco décadas. No hay nada de luto, no hay espacio para el duelo; para Florentino, la espera ya ha sido demasiado larga. 

Sin embargo, Fermina lo rechaza de inmediato. No solo eso: lo desprecia, lo considera ridículo. En este punto de la novela, siento que García Márquez nos enfrenta a una profunda ironía. La vida de Florentino ha estado marcada por un amor que, en la realidad, ya no tiene cabida. Fermina ha cambiado; ese amor juvenil que una vez compartieron no ha sobrevivido, al menos no para ella. Lo que persiste no es el anhelo de un reencuentro, sino la incomodidad de encontrarse con alguien que nunca logró soltar el pasado.

Florentino no se rinde. Con la paciencia que ha cultivado a lo largo de su vida, comienza a acercarse de nuevo, a escribirle cartas y a mantenerse presente sin resultar intrusivo. Aunque Fermina continúa rechazándolo, hay algo en su interior que empieza a fracturarse. No es amor, ni siquiera un deseo latente, pero sí una conciencia de que el pasado nunca se desvanece por completo. 

Lo que me atrapa es la sensación de que esta historia no se encamina hacia un final de cuento de hadas. Continúo leyendo, convencida de que esta no es una historia de amores perfectos ni de esperas que traen recompensas. Es una narración sobre lo que el tiempo hace en nosotros, sobre cómo metamorfoseamos nuestros recuerdos y, en ocasiones, sobre cómo el amor se convierte en una idea a la que nos aferramos sin querer soltar.

♡ Del amor y sus imposibilidades

Sigo avanzando en El amor en los tiempos del cólera, y cada página me deja con más preguntas que respuestas. Lo que pensé que era una historia de reencuentro entre dos amantes separados por el tiempo, se ha convertido en una reflexión sobre lo que significa amar cuando la vida toma caminos distintos.

Ahora tengo una comprensión más profunda de que el amor de Florentino Ariza no se ajusta al romántico ideal que muchas historias nos han querido hacer creer. Es un amor que, aunque perdura, también se aferra con fuerza. Me pregunto si su espera es genuinamente por Fermina Daza o si, en realidad, se debe a la imagen que ella ha llegado a representar en su mente. ¿Adora a la mujer que es en verdad o se enamora de la versión que su memoria ha ido construyendo con el tiempo?

Por otro lado, Fermina Daza me sigue pareciendo fascinante. Su capacidad de mirar hacia adelante, de construir una vida sin quedar atrapada en los fantasmas del pasado, la hace un personaje que admiro. Y sin embargo, siento que ella también carga con ausencias, con vacíos que ni el matrimonio ni el tiempo lograron llenar del todo. Es como si García Márquez nos dijera que nadie se salva de la nostalgia, ni siquiera aquellos que parecen haber tomado las decisiones correctas. 

El transcurso del tiempo en la novela me inquieta profundamente. Se percibe en cada pequeño detalle, en cada diálogo y en la manera en que los personajes confrontan su propia mortalidad. La vida no se detiene; no espera a que podamos resolver nuestros sentimientos antes de avanzar. Nos empuja, nos transforma y, en ocasiones, cuando finalmente echamos un vistazo atrás, descubrimos que todo ha sido muy diferente a lo que habíamos imaginado.

Y así regreso a la pregunta fundamental: ¿qué ocurre cuando el amor se ha convertido más en una idea que en una realidad? ¿Qué pasa cuando la espera ha marcado tanto una vida que, al final, el reencuentro ya no resulta suficiente? 

Me queda la impresión de que este libro no se centra en un amor épico ni en una gran recompensa tras la paciencia. Más bien, explora las imposibilidades del amor, la manera en que lo idealizamos y cómo la vida, con su rudeza y su belleza, nunca nos ofrece exactamente lo que deseamos.

Continúo leyendo, sintiendo mi corazón dividido entre la ilusión y la certeza de que la historia de Florentino y Fermina no puede concluir de manera perfecta. Sin embargo, tal vez, al fin y al cabo, el amor nunca se ha tratado de finales perfectos.




miércoles, 12 de febrero de 2025

♡ Cuando el amor es una espera eterna

 A medida que estoy avanzando con la lectura de El amor en los tiempos del cólera, me doy cuenta de que esta no es solo una historia de amor, sino una exploración profunda de la persistencia del deseo, la soledad y la forma en que el tiempo moldea los sentimientos humanos. La narración salta constantemente entre el pasado y el presente, como si la memoria fuera otro personaje más, guiándonos por los momentos que marcaron la vida de Florentino Ariza y Fermina Daza.

Uno de los aspectos que más me ha impactado es la manera en que García Márquez construye el amor de Florentino por Fermina. No es un amor convencional ni necesariamente sano, sino una pasión que roza la obsesión, que se mantiene viva a pesar del rechazo, las décadas de distancia y la construcción de nuevas vidas. Es inquietante la forma en que Florentino nunca deja de esperar, adaptando su vida entera alrededor de la idea de un amor que, en realidad, apenas tuvo la oportunidad de existir en su juventud.

Fermina Daza, por su parte, me parece un personaje fascinante. Mientras que Florentino vive consumido por la nostalgia y la espera, ella toma decisiones más sensatas. Su rechazo a Florentino no parece ser solo un capricho, sino una elección consciente de lo que considera mejor para su vida. Su matrimonio con Juvenal Urbino no es una historia de pasión arrebatadora, pero sí una relación construida sobre la estabilidad y la rutina, lo que contrasta con la intensidad idealizada del amor de Florentino.

Lo que más me asombra es cómo la novela retrata el paso del tiempo. No es solo que los personajes envejecen físicamente, sino que sus emociones, sus prioridades y su visión del amor cambian de manera constante e irreversible. La vida de Florentino, aunque fue marcada por la espera de Fermina, no es estática: se involucra con numerosas mujeres, pero siempre con la sensación de que ninguna de ellas puede ocupar el lugar que ha reservado para Fermina. Como si nadie pudiese llenar el vacío que ese amor fugaz dejó en su vida. 

A este punto, es inevitable para mí el preguntarme: ¿es posible que el amor que se ha considerado más como una idea que una realidad, pueda sobrevivir cuando el tiempo y la vida han hecho todo por transformarlo? García Márquez no nos da respuestas sencillas, y eso es justo lo que hace que esta historia sea tan fuerte. A lo largo del libro se siente una tristeza profunda, la sensación de que la vida está llena de momentos que se escapan y recuerdos que, por más que pase el tiempo, siguen ahí sin desaparecer.

Sigo metida en la lectura, enganchada con el destino de estos personajes. No sé si Florentino y Fermina realmente van a conseguir lo que quieren, pero tengo claro que este libro no trata solo de una historia de amor. Habla de cómo los sentimientos cambian con el tiempo, de cómo algunos recuerdos no se sueltan y de cómo, a veces, el amor se vuelve la única cosa segura en medio de todo lo incierto de la vida.

lunes, 3 de febrero de 2025

♡ Las primeras páginas...

Apenas llevo las primeras páginas de "El amor en los tiempos del cólera", y ya siento que Gabriel García Márquez tiene una manera única y diferente de envolvernos en su lectura. Pues desde el primer momento, la historia no se siente como una simple narración, sino como si estuviera indagando sobre los recuerdos más antiguos, cargados de nostalgia y melancolía de alguien.

El inicio me sorprendió porque no arranca con una historia de amor como se esperaría por el título, sino con la muerte del doctor Juvenal Urbino. Hay una sensación de que bastante tiempo ha pasado y ha dejado su huella. La forma en que se describe el ambiente, con el loro que escapa y la desesperación de Urbino por atraparlo, parece casi un símbolo de lo que está por venir: un amor que envejece y, una vida que ha llegado a su punto final.

Me llamó la atención cómo Márquez retrata la ciudad: calurosa, con el aire pesado, marcada por la presencia del mar. No menciona nombres específicos, pero todo se percibe con un ritmo pausado, como si el tiempo se hubiera quedado atrapado en esas calles coloniales.

Lo más interesante para mi hasta ahora, es la introducción del personaje de Florentino Ariza. A pesar de que aún no conozco su historia por completo, ya empiezo a captar que su amor por Fermina Daza ha sido algo que lo ha acompañado toda la vida. La escena en la que aparece en el funeral y pronuncia su declaración de amor, justo cuando apenas comienza el duelo, es muy impactante. No es el tipo de romance idealizado, sino una historia de sentimientos complejos y obsesiones que se mantienen incluso con el paso de los años.

Por ahora, me intriga mucho cómo se desarrollará esta historia de amor. No parece que vaya a ser una historia simple ni predecible, y la manera en que García Márquez describe los detalles cotidianos me hace sentir que cada palabra tiene un significado y tendrá un gran impacto en mi. Tengo la sensación de que este libro no se trata solo del amor romántico, sino del tiempo, la memoria y la manera en que los sentimientos pueden transformarse con los años.

Seguiré leyendo, pero por ahora, esta novela ya ha logrado atraparme con su estilo y su forma de contar una historia que parece destinada a ser inolvidable.

♡Toda la vida...

El barco sigue navegando. Nadie sabe hasta cuándo. Florentino y Fermina ya no preguntan. Se han instalado en una rutina simple: despertar, c...