domingo, 23 de febrero de 2025

♡ Del amor y sus imposibilidades

Sigo avanzando en El amor en los tiempos del cólera, y cada página me deja con más preguntas que respuestas. Lo que pensé que era una historia de reencuentro entre dos amantes separados por el tiempo, se ha convertido en una reflexión sobre lo que significa amar cuando la vida toma caminos distintos.

Ahora tengo una comprensión más profunda de que el amor de Florentino Ariza no se ajusta al romántico ideal que muchas historias nos han querido hacer creer. Es un amor que, aunque perdura, también se aferra con fuerza. Me pregunto si su espera es genuinamente por Fermina Daza o si, en realidad, se debe a la imagen que ella ha llegado a representar en su mente. ¿Adora a la mujer que es en verdad o se enamora de la versión que su memoria ha ido construyendo con el tiempo?

Por otro lado, Fermina Daza me sigue pareciendo fascinante. Su capacidad de mirar hacia adelante, de construir una vida sin quedar atrapada en los fantasmas del pasado, la hace un personaje que admiro. Y sin embargo, siento que ella también carga con ausencias, con vacíos que ni el matrimonio ni el tiempo lograron llenar del todo. Es como si García Márquez nos dijera que nadie se salva de la nostalgia, ni siquiera aquellos que parecen haber tomado las decisiones correctas. 

El transcurso del tiempo en la novela me inquieta profundamente. Se percibe en cada pequeño detalle, en cada diálogo y en la manera en que los personajes confrontan su propia mortalidad. La vida no se detiene; no espera a que podamos resolver nuestros sentimientos antes de avanzar. Nos empuja, nos transforma y, en ocasiones, cuando finalmente echamos un vistazo atrás, descubrimos que todo ha sido muy diferente a lo que habíamos imaginado.

Y así regreso a la pregunta fundamental: ¿qué ocurre cuando el amor se ha convertido más en una idea que en una realidad? ¿Qué pasa cuando la espera ha marcado tanto una vida que, al final, el reencuentro ya no resulta suficiente? 

Me queda la impresión de que este libro no se centra en un amor épico ni en una gran recompensa tras la paciencia. Más bien, explora las imposibilidades del amor, la manera en que lo idealizamos y cómo la vida, con su rudeza y su belleza, nunca nos ofrece exactamente lo que deseamos.

Continúo leyendo, sintiendo mi corazón dividido entre la ilusión y la certeza de que la historia de Florentino y Fermina no puede concluir de manera perfecta. Sin embargo, tal vez, al fin y al cabo, el amor nunca se ha tratado de finales perfectos.




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